
de l'any 1864 nasqué a Bilbao Miguel de Unamuno y Jugo, filòsof i escriptor de l'anomenada generació del 98. Llicenciat en Filosofia i Lletres als 19 anys i doctor als 20, amb alguna petita incursió a la política, va dedicar la seva vida a l'escriptura i la docència a la Universitat on va ser catedràtic, degà i rector, malgrat els seus enfrontaments amb els diferents règims. L'any 1914 el ministre d'Instrucció Pública el destitueix del rectorat per raons polítiques. L'any 1921 és condemnat a 16 anys de presó per injúries al rei, si be la sentència no s'executa. El dictador Primo de Rivera el destitueix del ser càrrec de vicerector i el desterra a Fuerteventura l'any 1924. Però, amb gran diferència, l'episodi de major tensió que hauria pogut acabar amb la seva vida és produí el 12 d'octubre de 1936 amb motiu de la celebració del "Día de la Raza" al Paranimf de la Universitat de Salamanca de la qual n'era rector, en presència de l'esposa del dictador i del general Millán Astray, on va dir la cèlebre frase "venceréis, pero no convenceréis".
He intentat trobar amb la màxima exactitud possible l'episodi. Sembla ser que va ser així.
Unamuno, després d'haver sentit vàries intervencions: "Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (...) Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis...".
Algú del públic: "¡Viva la muerte!".
Millán Astray: "¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!".
Unamuno: Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de «¡Viva la muerte!». Esto me suena lo mismo que «¡Muera la vida!». Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Millán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada..."
Millán Astray: "¡Muera la inteligencia!".
José María Pemán: "¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!".
Unamuno: "¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España"
El mateix dia fou destituït dels seus càrrecs. El 22 d'octubre el dictador signà el decret de destitució del càrrec de rector. Unamuno passà la resta dels seus dies en arrest domicilari fins que el 31 de desembre del mateix any morí de forma sobtada. Segurament els metges van trobar una causa, però, un cop més, cal pensar que la pena, la tristor i la ràbia hi van tenir algun paper.